Juegos de poder
Leo Zuckermann
“Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos”, frase memorable del escritor Heinrich Heine. Se trata de un espectáculo patético: quemar ideas —buenas y malas— por la intolerancia de los humanos. En lugar de debatir con argumentos, se recurre al expediente fácil de la pira pública. No estoy hablando de algún aniversario de quema de libros en un régimen totalitario como la Alemania nazi o la Unión Soviética. Estoy hablando de la quema de un libro de texto de biología de secundaria por parte de asociaciones de derecha en León, Guanajuato.
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La lamentable polémica de los libros de texto de biología en Guanajuato la hemos seguido gracias al corresponsal de Excélsior en el Bajío. Andrés Guardiola ahora nos cuenta que integrantes de la Coalición Ciudadana por la Familia y la Vida y la Asociación Suma Tu Voz quemaron los libros de la SEP en la plaza principal de León el domingo pasado. ¿La razón? La educación sexual que enseña dicho libro donde aparecen los aparatos reproductivos femenino y masculino. “Los manifestantes exigieron a la SEP autonomía para regular la educación de la entidad, ya que el libro guanajuatense, que no había sido autorizado por el gobierno federal y que coarta la educación sexual, fue retirado de las aulas”.
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Lo increíble es que una regidora panista del municipio acompañó a la turba. Hortensia Orozco justificó la quema por considerar los libros como “perversos”. Entrevistada por Guardiola, dijo que “promueven la ideología del disfrute sexual, lo cual, daña a los adolescentes y atenta contra la familia”. La regidora acusó a las autoridades federales de la “genitalización” de hombres y mujeres: “porque a los once años no creo que ningún niño use condón; entonces, les estás presentando información sexual que sólo les invita a experimentar ese deseo, pero un acto de esta naturaleza va a dejar consecuencias a edades tempranas”.
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No soy psicólogo pero sospecho que esta mujer tiene algún tipo de trauma sexual. Prefiere vivir en la época del oscurantismo a educar a los adolescentes. Llega al extremo de quemar libros por considerarlos impuros. ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Quemar a los maestros que se atreven a enseñar semejantes “cochinadas”? Cuando se enteró que fanáticos habían quemados libros suyos, bien dijo Sigmund Freud: “¡Cuánto ha avanzado el mundo: en la edad media me habrían quemado a mí!”
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Toda esta historia es una pésima noticia para el PAN nacional. Su imagen queda dañada por la aparición de fanáticos religiosos de derecha recalcitrante, como la regidora Orozco, quemando libros oficiales de la SEP por sus contenidos de educación sexual.
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¿No tiene nada que decir el presidente Calderón al respecto? ¿Qué piensa el líder nacional panista César Nava? ¿Adónde está la opinión de una mujer que se dice liberal como Josefina Vázquez Mota? ¿Y Alonso Lujambio, el secretario de Educación Pública, un hombre de muchas luces, profesor universitario, no se le revuelve el estómago?
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Sorprende el silencio de ciertos panistas por este acto ominoso. Parecería que no les importa. Total, son los panistas de Guanajuato y ya sabemos que ellos son los ultras de derecha, los yunquistas, los fanáticos. Ahí que se queden, quemando libros, mientras que los modernos, los centristas, observan en silencio el patético espectáculo. A lo mejor se atreven a decir algo el día que efectivamente quemen a un maestro que se atreva a informarle a un adolescente que el pene se introduce en la vagina.
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