Por Haideé Mata. La política en México no podríamos compararla con el juego de ajedrez ya que en él hay reglas, pero si podríamos recordar ese juego de inteligencia por sus tácticas y estrategias.
La diferencia es que en el ajedrez lo que se impone es la agilidad mental y agudeza cerebral y en la política mexicana, impera la corrupción, el poder y la utilización de las estrategias y tácticas por demás rastreras.
Pensando específicamente en el Distrito Federal podemos vislumbrar un peligro para la Ciudad de México…
No, no es López Obrador como cacarea Calderón; en cuanto al país, la historia puso en su lugar a todos y desenmascaró al “bajito” como el verdadero peligro para este país.
Si nos enfocamos específicamente a la Ciudad de México, las fracturas que hay en el interior del partido de izquierda, que es quien gobierna a la ciudad desde hace más 10 años, ponen en peligro la continuidad del proyecto de gobierno.
Mismo que se ha caracterizado por ser de vanguardia y progresista.
Claros ejemplos son la consecución de los derechos de las personas de la tercera edad otorgándoles una cantidad mensual y medicinas gratuitas; de las mujeres en su derecho a decidir sobre su propio cuerpo al despenalizar la interrupción legal del embarazo hasta las 12 semanas; la muerte asistida por voluntad (eutanasia); la legalidad civil y reconocimiento de las parejas del mismo sexo; la ratificación y defensa del Estado Laico ante la iglesia católica que quiere que todos los ciudadanos, creyentes o no, nos rijamos con sus preceptos religiosos; seguro social, becas para estudiantes, creación de preparatorias para los residentes de la ciudad, etc.
Se le ha ganado terreno a la derecha recalcitrante por parte del PAN y a la maquillada por el PRI, que se dice de centro derecha, en defensa de los derechos humanos más elementales y que son aquellos que están salvaguardados por la Constitución Mexicana.
Lo que esta en peligro ahora, no viene de parte de esos enemigos del pueblo, viene del mismo partido que supo darle a la ciudadanía su carácter de ciudadanos de primera, no de segunda ni de tercera.
Las divisiones, las tribus, las luchas del poder. Todas las estrategias y tácticas que antaño se criticaban al PRI y en parte al PAN parecen surgir en la izquierda y eso, es un lamentable costo que pagaremos quienes apostamos a las libertades individuales y al progreso.
No perdamos la Ciudad de la Esperanza.
Si la izquierda no cambia el rumbo actual, no sólo esta en juego perder la plaza más importante del país en las elecciones para Jefe de Gobierno, pudiera darse un retroceso histórico de las luchas ganadas que mucho tiempo y vidas ha costado.
Está en juego perder la sensación de libertad que ahora se respira en la Ciudad de México, el Distrito Federal.
Ciudad que ha sido a través de su historia reciente, ejemplo de solidaridad (el terremoto del 85), ejemplo de civilidad (leyes en Pro de la No Discriminación en todos los ámbitos), en definitiva ejemplo de esperanza.
No perdamos la Ciudad de la Esperanza.
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