En primera instancia deseo aclarar porqué el título especifica “Contra” sabiendo que suena agresivo, no puedo más que decir que el escrito dirá por sí solo que está dirigido a generar una crítica a la teoría queer, pues asumo como varias y varios de sus críticos que en un esfuerzo de generar un discurso y teoría alternativo más bien se convierte en un arma del sistema, de ahí la necesidad de escribir en contra de dicha teoría.
Empezaré por aclarar que soy una mujer indígena que ha tenido la posibilidad de estudiar y leer cosas que una gran mayoría de mis hermanas y hermanos no han podido debido a falta de oportunidades, falta de recursos económicos, en pocas palabras por la opresión de un sistema que nos discrimina, violenta, extermina porque no coincidimos con su forma de concebir el “desarrollo”, el “progreso”, el “trabajo”, el “éxito”, la “explotación de recursos”, así pues nos despojan de nuestras tierras, nuestra voz, nuestras lenguas, nuestras costumbres, nuestras culturas, nuestros entornos ecológicos, nuestros conocimientos para que aprendamos “su” forma de vivir, una forma de vivir que consideran “mejor” a la nuestra, que finalmente es una imposición.
Este escrito surge de la preocupación de observar el avance del mundo globalizado y conocer la teoría queer y el papel que juega en este contexto, por lo tanto mencionaré sólo algunos de los principales supuestos de dicha teoría y el cuestionamiento que le hago al respecto como mujer indígena.
Comenzaré por la autodenominación queer, es sabido que dicha palabra fue usada como un medio de denominar de manera despectiva a homosexuales y lesbianas, siendo que algunos sectores decidieron usarla como una forma de orgullo contra las actitudes homofóbicas de las sociedades anglosajonas, así pues podríamos decir que esto dio el inicio de un movimiento bajo dicha denominación. Por lo que se intenta dar un sentido de rebeldía a la forma de autodenominarse, pues se enfrenta a la sociedad bajo sus mismos términos pero con un aire de orgullo y defensa de su condición despreciada ante los ojos de los “normales”. Bajo dicha apropiación se genera el discurso queer que comienza a cuestionar las identidades y categorías que varios movimientos usamos para la defensa de nuestros derechos, de nuestra forma de vida, de nuestras culturas tales como el género, la clase y la raza argumentando que no debemos usarlas porque finalmente son términos acuñados desde la experiencia histórica y opresiva de un sistema como el patriarcado, el colonialismo, el capitalismo y el racismo.
De manera que deberíamos diluir el ser hombre, el ser mujer, el ser indígena, el ser blanc@, el ser negr@, el ser latin@ o europe@, el ser obrer@, el ser polític@, el ser proletari@ o burgués. En lugar de esto se propone una “hibridación” como una forma de resistencia contra la homogenización globalizante y se enaltece la individualidad con las múltiples variables y diferencias que implica donde la afinidad de intereses sustituya a la identidad.
Al respecto surgen las siguientes preguntas si ell@s marcaron el derecho de autodenominarse queer como una forma de respuesta a la homofobia del sistema ¿por qué a mí y a los pueblos indígenas ha de negársenos la posibilidad de autodenominarnos indígenas? Si finalmente el término “indígena” fue acuñado dentro de un sistema de opresión para diferenciar al hombre blanco europeo civilizado de nosotras y nosotros (situación similar a la apropiación del término queer), por lo tanto tengo y asumo el derecho de retomar la categoría para autodenominarme frente al sistema que intenta dominarme y que es racista, finalmente su acción es equivalente a la nuestra puesto que la palabra queer también deviene de un sistema homofóbico y se inserta su acción en dicho sistema.
Por otra parte, intentar proponer una “hibridación” con la desaparición de las identidades so pretexto de ir en contra de las tendencias homogenizadoras ¿acaso no implica en el fondo lo mismo? La identidad es un proceso dinámico, histórico, cambiante no es lo mismo ser indígena en el siglo XVI en plena invasión europea que serlo en el siglo XXI en plena globalización dentro de un sistema capitalista; nuestras culturas y nuestros pueblos han tenido que aprender a sobrevivir dentro de estos sistemas y generar formas de resistencia contra las tendencias homogenizadoras que pretenden desaparecer las formas sociohistóricas y culturales que subsisten pese a los embates del capitalismo.
Asimismo la identidad a diferencia de lo que los queer piensan no sólo implica un ámbito de la vida, pues el ser indígena no representa sólo un aspecto de mi vida, representa mi vida, nuestra vida: la forma de vivir y concebir a la vida, la historia de mi pueblo, nuestra cultura, nuestra relación con el entorno en que vivimos y nos desarrollamos, con la madre tierra, la forma de relacionarnos entre nosotras y nosotros mismos.
Creo que esta gran confusión sobre la identidad surge porque su lucha la enfocan a un solo ámbito: la sexualidad en lo individual; y porque su lucha se ejerce contra los movimientos feministas, homosexuales y lésbicos creyendo que estos sólo se enfocan en el género y la sexualidad; sin ver más allá y entender que en sus inicios estos movimientos tenían un trasfondo político, económico, social y no sólo como hoy se ve: sexo y sexualidad, preferencias, orientaciones, derecho al placer, siendo que esto sólo es una deformación de los movimientos dada por el sistema y los discursos médicos y comercializadores del cuerpo, del sexo y la sexualidad.
La teoría queer pretende que la afinidad sea un medio de lucha por medio de las diferencias de cada individualidad, así pues pueden existir tendencias queer como tantos queer existen (lo cual es un derechos), pero esto es una falacia pues más bien elimina la posibilidad de la organización colectiva.
Otra situación cuestionable es el hecho de pretender eliminar el ser hombre o mujer, yo soy y me identifico como mujer, si bien no estoy de acuerdo con muchas cosas que me enseñaron sobre el ser mujer tanto en mi cultura de origen como en la sociedad occidental (como el hecho de que tenía que ser madre porque de no hacerlo no me realizaba como mujer, el hecho de imponerme que debía casarme, de que no podía disponer de mi cuerpo, no tener acceso al placer, o que no podía ser independiente sino depender del que fuera mi marido, de que debía dedicarme al hogar, hoy día me permiten trabajar pero además debo cumplir con las labores del hogar por ser mujer, o incluso decirme que debo sentirme atraída por los hombres por que si siento atracción afectiva o erótica por otras mujeres no se considera normal); es decir me impusieron una serie de disposiciones que debía cumplir por el hecho de ser mujer y de no hacerlo sería juzgada, castigada, marginada, estigmatizada y hasta violentada, con esto no estoy de acuerdo pero jamás negaría la realidad de mi cuerpo y lo que conlleva en mi grupo, historia, vida personal y colectiva, porque desecharlo implica negar una realidad y mi experiencia al respecto tratando de abandonarme en una mentira.
Es innegable la realidad biológica aquel que nace macho como todo animal tiene cierto tipo de corporeidad y atributos fisiológicos que son diferentes a las que nacemos hembras, ellos tienen fuerza por su volumen muscular y genitales externos, nosotras tenemos genitales internos y damos a luz por poner el ejemplo más sencillo, si bien esta diferenciación biológica generó una construcción social y cultural de género y sobre todo una división sexual del trabajo (que de fondo ha sido injusta), por otra parte no puedo negar que tenemos biologías y aspectos diferentes lo que no justifica la injusticia y violencia de que somos sujetas las mujeres.
Y yo preguntaría a la teoría queer y aquellos que la sustentan ¿el hecho de eliminar las categorías de hombre y mujer elimina la injusticia en la realidad social? Dudo mucho que eliminar dichas categorías cambien el sistema, porque más bien tendríamos que modificar todo el sistema (cosa de la que no hablan los queer e implicaría una organización colectiva importante) para eliminar la injusticia y violencia que por sexo se ejerce hacia la mujer, eliminar los términos no cambia la realidad de los hechos, ¿acaso por dejar de sentirme mujer no seré violentada, golpeada, secuestrada, violada o explotada sexualmente? y me dirán que eso es sólo un comienzo para reconceptualizarnos, para comenzar a cambiar pero entonces ¿de qué manera haremos el cambio si de principio no reconocemos nuestras diferencias sustanciales que generan injusticia y violencia?
Les pregunto ¿Cómo pretenden cambiar la realidad si pretenden vivir al margen de ella aun dentro de ella? Decirse queer para no reconocerse hombre o mujer, homosexual o lesbiana, indígena o blanca, obrera o política, etcétera no cambia las relaciones sociales en las que se desenvuelven, sólo modifica su propia subjetividad y creo que en lo individual empieza el cambio, más no es el cambio ni conlleva acciones políticas y/o sociales efectivas para un cambio real, sólo se convierte en la creación de un mundo aparte acomodado, finalmente, dentro del mismo sistema que se pretende criticar.
En cuanto a la sexualidad si el sujeto se define por sus prácticas sexuales que configuran a sexualidades no “normativas” entonces como dice la teoría queer lo principal se centra en el juego y el placer eróticos, en ese sentido es que enaltecen la existencia de otras sexualidades diferentes a la heterosexual y aquellas que consideran como “liberadoras” de ahí que hagan tanto énfasis en la bisexualidad, el sadomasoquismo, la “reinvención de la pornografía” porque consideran que son transgresiones dando un protagonismo a la sexualidad como nunca antes se había visto ¿Acaso el sistema en sí no le ha otorgado ya dicho protagonismo a la sexualidad? ¿No sería en ese sentido que más bien van con la dinámica del sistema? Entonces para ustedes la revolución comienza en las prácticas sexuales, nuevamente en lo individual y privado, en las formas de obtener placer ¿por qué enaltecer el uso del dildo, de le penetración anal, de las prácticas sadomasoquistas? ¿sólo porque van en contra de las prácticas tradicionales de la heterosexualidad? Si es así yo diría que más bien son un sector contestatario no una revolución, ya que finalmente la sexualidad sigue siendo (como menciona un autor catalán Oscar Guasch en su libro de la crisis de la heterosexualidad) coitocéntrica (aunque el coito sea oral, vaginal, anal, con los senos, en las nalgas, etcétera) falocéntrica (porque el uso del dildo finalmente es un símbolo del falo y quiere decir que si no lo tengo de todos modos necesito uno porque de lo contrario no está completo el acto sexual) lo que implica que siga centrado en los atributos del hombre y que tiene como obligación el orgasmo (porque de lo contrario no estoy sana o sano). ¿Qué de revolucionario tiene eso? ¿Cuál es el cambio? Sólo es una diversificación mercantilizada de la sexualidad por lo tanto es y está dentro del sistema no fuera de él como se quiere creer y cómo nos quieren hacer creer.
Si la teoría queer y sus seguidores pretenden que me deshaga de mi identidad como indígena y como mujer puedo con toda razón decirles: ustedes son un arma del sistema, una corriente ideológica que promueve la globalización, la herramienta de la homogenización pues como menciona Susana López los queer cumplen la función final de penetrar los cuerpos marginados hasta: “legitimarlos y anexarlos a las mismas instituciones que forman los pilares del dispositivo de sexualidad. Para los queer la vida personal está sexualizada, y también lo está la política y la economía, y ellos no la desexualizan, sino que proponen otra alternativa sexualizada a lo que ya existe. No se produce por lo tanto, una ruptura real, sino que esa alternativa se incorpora a la scientia sexualis…”
Si consideran que “lo personal es político” y que por tanto traer la sexualidad al espacio público para reivindicar a las sexualidades marginadas y conseguir la emancipación y subvertir la cultura me parece que ello es erróneo porque de fondo consideran que practicar el sexo (entendido como prácticas sexuales) es practicar política y que en consecuencia cada vez que ejercen prácticas no normativas están haciendo una subversión del sistema como forma de resistencia que llevaría al cambio social, la pregunta sería ¿cómo hacer un cambio colectivo cuando su ideología y prácticas sólo competen al ámbito privado estrictamente: al deseo, al placer individual?
Si no existe identidad y el movimiento se basa en el deseo y placer individual ¿la lucha se constituye con la afinidad de prácticas sexuales privadas diferenciales sólo por ir en contra del sistema normativo? ¿cómo puede esto ser un cambio social real y de fondo? ¿cómo se pretende vincular a los “individuos” para generar estrategias de cambio reales?
Finalmente otro problema grave que considero es que jamás se retoma para el análisis el contexto histórico, político, social, económico, cultural actual porque lo queer se queda en la subjetividad de cada individuo y su lucha personal en el ejercicio del deseo y del placer en afinidad con otros individuos que no comparten identidades, sólo la afinidad de prácticas sexuales no normativas; por tanto consideran que la organización colectiva es imposible y sin sentido, sólo se pretende reivindicar derechos individuales no colectivos y es aquí donde nuevamente afirmo que esta postura es un fiel reflejo del neoliberalismo y su antecedente el liberalismo en la búsqueda y enaltecimiento del individuo por encima de las colectividades, asimismo conduce a la fragmentación y el rompimiento de las resistencias y movimientos pues las identidades implican el reconocimiento de las comunidades, atacar por tanto a las identidades genera el ataque a las comunidades, a la organización, a los movimientos, a las luchas sociopolíticoeconómicas y culturales, a las luchas históricas.
Así pues, la generación de la teoría queer contribuye a la generación de un saber que forma parte de los juegos de poder del sistema en el rompimiento de las comunidades e identidades. En contra de las mujeres, las y los indígenas del mundo, las y los obreros, las y los campesinos, las lesbianas, los homosexuales, las feministas, los sindicatos, en fin la teoría queer se convierte en el arma ideológica neoliberal perfecta basada en la individualidad y el placer promoviendo además una forma mercantilizada de la sexualidad que resulta opresiva, nuevamente, para la mujer, las y los niños, las y los adolescentes, facilitando el camino para una nueva opresión y explotación de los sexos y géneros. Y de paso servir como forma de desarticulación, desprecio y estigmatización de los movimientos de todo tipo, en especial contra nosotros: las y los indígenas.
Por eso como mujer e indígena escribo CONTRA la teoría queer con la esperanza de que quien lea esto reflexione y haga una crítica severa de esta teoría y sus postulados, con la esperanza de que quien se autodenomine queer haga una autocrítica al respecto.
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