Detengo mi andar y doy un paso atrás (contradictorio pensaras), al hacerlo recuerdo una promesa que me hice y mientras esté en mis posibilidades la haré realidad.
Probablemente la hice en un momento de coraje, doliéndome el alma hasta sentir que mi pecho explotaba; la hice y con el paso de los días he comprendido que más que una promesa fue un juramento y como tal, no quedará en mí cumplirlo.
Extiendo mis brazos al cosmo para que me ponga en el camino y cumplirlo, si de momento el silencio es preciso, pudiera ser que de él brote el destino.
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