Tuvo tres hermanos: Aquiles, Natalia y Máximo, a quienes sus padres procuraron inculcarles el amor a la libertad y a los derechos humanos. Doña Carmen, a causa de las prolongadas ausencias de su marido Manuel, se encargaba prácticamente sola de la educación de sus hijos.
Carmen estudió en el Colegio Teresiano, una escuela particular para niñas, donde aprendió a leer y escribir. La situación económica de su familia le permitió acceder a estas artes que se consideraban innecesarias para las mujeres de su época.
Más tarde Natalia se casó, mientras que Carmen siguió soltera, abrazando las ideas revolucionarias y la causa anti-reeleccionista de Francisco I. Madero. Luchó contra la dictadura porfirista desde el Partido Anti-Reeleccionista.
En forma clandestina, Carmen dedicaba las noches a pegar propaganda contra la dictadura de Porfirio Díaz y a repartir pólvora y dinamita entre los inconformes. En sus actividades secretas tuvo el seudónimo de "Marcos Serratos".
La joven no limitaba su trabajo a estas tareas, ya que también elaboraba bombas y hacía transacciones para la compra de rifles y pistolas para proveer de armas a las fuerzas revolucionarias.
Los dos hermanos varones de Carmen Serdán, al tener la edad suficiente, se afiliaron también al Partido Anti-Reeleccionista, de modo que junto con su madre y sus dos hermanas luchaban por terminar con la dictadura de Porfirio Díaz.
Aquiles Serdán abandonó sus estudios para dedicarse al comercio. En su calidad de negociante, realizó frecuentes viajes hacia los vecinos estados, durante los cuales tuvo la oportunidad de hacer amistad con los obreros que laboraban en las fábricas textiles de Puebla, Tlaxcala y Veracruz, constatando las inhumanas condiciones en que realizaban sus actividades.
Aquiles tuvo una activa participación en 1910 durante la campaña presidencial de Francisco I. Madero y, al fracasar las aspiraciones presidenciales de éste, tuvo que emigrar a San Antonio, Texas, en los Estados Unidos, a fin de escapar a la persecución que se desató contra sus seguidores.
Máximo, por su parte, llegaría a ser Presidente de la Delegación en Puebla del Partido Anti-Reeleccionista.
En octubre de 1910, Carmen viajó a San Antonio, Texas, en donde se entrevistó con Madero y llevó fondos a su hermano Aquiles. Los hermanos Serdán recibieron la instrucción de iniciar la Revolución en el estado de Puebla el 20 de noviembre de ese año. Poco después, Madero proclamó el Plan de San Luis, para llamar al pueblo de México a sumarse al movimiento revolucionario y los hermanos Serdán regresaron a México a continuar con sus actividades proselitistas.
La casa de doña Carmen Alatriste, ubicada en Santa Clara número 4, en la ciudad de Puebla, servía como punto de reunión para los correligionarios de la familia, a quienes hacían pasar a la casa con todo sigilo.
La policía local seguía de cerca los pasos de los Serdán; no pasó desapercibido el viaje a San Antonio y su regreso a nuestro país. Cuando llegaron a Puebla, el gobierno porfirista los acusó de conspiradores y decidió catear su casa. La familia Serdán tuvo conocimiento de tal decisión y sus integrantes, así como sus amigos, acordaron anticipar la fecha para iniciar el movimiento revolucionario y se concentraron en el domicilio familiar con las armas disponibles. Todos mostraron entusiasmo por la llamada a las armas.
El 18 de noviembre de 1910, cinco policías llegaron muy temprano a la casa de Santa Clara con una orden de cateo y arresto contra Aquiles Serdán. La casa tenía la puerta abierta y, al entrar, los policías fueron recibidos por una lluvia de balas y comenzó un intercambio de disparos. Durante los primeros momentos del combate cayó muerto Miguel Cabrera, el Jefe de la Policía de la Ciudad de Puebla y los policías restantes tuvieron que retroceder. Los antiporfiristas tomaron a uno de rehén y los otros dos huyeron para dar parte a las autoridades del hecho.
Desde el balcón, Carmen Serdán arengó al pueblo, incitándolo al grito de "¡Viva la no reelección!"
Después de eso, llegaron 400 soldados y 100 policías de refuerzo para aniquilar a los revolucionarios. La casa de Santa Clara fue rodeada y se inició un tiroteo que duró varias horas. Carmen participó activamente en la defensa contra las fuerzas porfiristas, resultando herida al subir a la azotea para proveer de parque a los revolucionarios.
Su hermano Aquiles, considerado uno de los mayores ideólogos y dirigentes de la Revolución, se había refugiado en el sótano de la casa y durante la madrugada del 19 trató de abandonar su escondite, pero fue sorprendido por un elemento de la policía que permanecía en custodia de la vivienda, quien le dio muerte. Fue uno de los primeros mártires que ofrendaron su vida en ejemplar sacrificio por la causa de la Revolución Mexicana.
Después del tiroteo, quince de los defensores habían muerto. Al cesar la resistencia dentro de la casa, Carmen Serdán, su cuñada Filomena del Valle y su madre fueron aprehendidas. Las acusaron de recargar las armas de los defensores durante el tiroteo, tal como lo había visto y declarado el polizonte Fregoso, infiltrado en la operación. Las tres mujeres fueron remitidas a la cárcel de La Merced y más tarde las recluyeron en el Hospital de San Pedro.
Carmen no se desanimó y continuó la lucha al lado de los revolucionarios. Después del golpe de Estado de Victoriano Huerta, Carmen participó en la Revolución mediante la Junta Revolucionaria en Puebla y sostuvo una entrevista con Venustiano Carranza. Distribuyó armas, fue correo a favor del movimiento e imprimió proclamas. Posteriormente se incorporó como enfermera en los hospitales de las fuerzas combatientes.
Al triunfo del constitucionalismo Carmen Serdán se retiró a la vida privada. Murió en Puebla, Puebla, el 21 de agosto de 1948, a la edad de 73 años.
Casi tres meses después de su muerte, el 18 de noviembre de 1948, el Diario Oficial publicó lo siguiente:
El Congreso de los Estados Unidos Mexicanos, decreta:
Artículo único. Inscríbase con letras de oro, en los muros del Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión, el nombre de Carmen Serdán, paradigma del heroísmo de la mujer mexicana.
Carmen Serdán es recordada con un busto en la Ciudad de Toluca, que se localiza en el Jardín Andrés Molina Enríquez, en la calle Silvano López y que fue inaugurado en 1980. También hay una estatua suya en Monterrey, donde se le representa disparando su carabina y hay un monumento a su memoria en su ciudad natal.
En Puebla, frente al templo de Santa Clara, en la calle 6 Oriente, se encuentra el Museo de la Revolución, ubicado en la que fuera casa habitación de la familia Serdán. En él se exhiben periódicos, mobiliario, fotografías y artículos de la época que recuerdan el dramatismo de aquella gesta heroica y que recrean la vida de Puebla al inicio de la Revolución.
Aquiles, Máximo y Carmen Serdán se han convertido en símbolos de resistencia popular a la dictadura porfirista y se les considera iniciadores de la Revolución Mexicana.
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