lunes, 30 de agosto de 2010

El orgasmo femenino y su fuerza subversiva

Por Francisca Martín-Cano Abreu*

Y mientras unos investigadores creen que se le puede considerar como un carácter seleccionado a lo largo del proceso evolutivo, otros investigadores creen que no se le puede considerar producto de la selección natural, que el orgasmo femenino no es adaptativo, que no tiene función en términos de la evolución. Sólo proporciona placer.

Guillén y Pons (2001) han recogido algunas explicaciones de diversos autores a la función del orgasmo femenino (con las que no estamos de acuerdo): algunos lo ven como un mecanismo capaz de motivar a las mujeres, bien para mantener relaciones sexuales con diversos machos, o con un solo macho para estabilizar el vínculo entre ambos miembros de la pareja; otros para establecer emparejamientos selectivos con machos dispuestos a invertir en ellas gran cantidad de tiempo y recursos materiales; otros para favorecer la retención del semen y con ello la fecundación,...

Pero ninguno se le ha ocurrido explicar que, si existe la capacidad femenina para experimentar orgasmos, es independiente de que tengan relaciones heterosexuales, ya que difícilmente lo consiguen al acoger al pene en su vagina (anatómicamente sólo lo alcanzan con la estimulación directa o indirecta del clítoris).

Más bien el orgasmo femenino depende de otras relaciones, pues las mujeres sólo llegan al clímax de forma fácil y rápida: bien en sus encuentros lésbicos, o con la automasturbación, o al dar de mamar a sus bebés (la succión del pezón produce contracciones del útero y secreción de oxitocina en el cerebro, propias del orgasmo y ocurriría también en hembras mamíferas).

COITO, FECUNDACIÓN Y ORGASMO

Y puesto que las mujeres no alcanzan el orgasmo al copular, es decir, no se produce durante la penetración del pene en la vagina, en sí mismo no puede ser nunca considerado:

1. Ni como un estímulo para el coito heterosexual, dada que los varones frustran de continuo las esperanzas orgásmicas femeninas, bien debido a su impaciencia y urgencia para el coito y la eyaculación, o debido a la incapacidad femenina de obtenerlo vía vaginal.

2. Ni tampoco como un mecanismo moldeado a lo largo de la evolución para favorecer la retención del semen y con ello la fecundación. Cosa además que se ha descubierto que parece es justo al revés: el orgasmo femenino puede ir en menoscabo de la concepción, pues las pulsaciones son descendentes a partir del útero y tienden por ello a expulsar el semen del canal vaginal en vez de facilitar su ascensión (Fisher, 1984: 28).

Es decir, se podría pensar que la auténtica función y sentido evolutivo del orgasmo femenino (y también en las primates hembras, ya que, no sólo es una característica evolutiva de nuestra especie, sino de nuestras parientes, que obtienen el orgasmo sin penetración del pene en su vagina) es conseguir el mayor goce sexual... sin necesidad de pareja masculina.

Así que no se puede afirmar que el orgasmo femenino se haya moldeado en los encuentros heterosexuales, sino más bien en los homosexuales, además en las prácticas automasturbatorias y durante la lactancia. Y su función sexual sería incrementar: las relaciones con parejas femeninas, las automasturbatorias y la de dar de mamar a las crías.

Lo confirmaría el hecho de que nuestras ancestras, durante miles de años, no sabían que el coito podía ser causa de la fecundación, así que no incrementarían los encuentros heterosexuales.

Los deducimos por varias razones:

1. Porque sabían por experiencia que con ellos no iban a obtener el orgasmo.

2. Porque ignoraban que así iban a quedar fecundas, y por tanto no podían adelantar la futura gratificación adicional del orgasmo durante la lactancia.

3. Por otras evidencias deducidas por los, llamados de forma inapropiada, «bastones de mando» y por las esculturas fálicas neolíticas, de la Edad del Bronce y de culturas primitivas, considerados "milagrosos" y que serían usados por mujeres en multitud de ocasiones para masturbarse en ceremonias orgiásticas sagradas. Por un lado, preferirían usarlos antes que acudir a las relaciones heterosexuales, ya que con ellos iban a satisfacerse orgásmicamente, y por otro, porque con ellos esperaban que la Diosa les concedería diversos bienes, tras inventar una mitología justificativa (inventada por Sacerdotisas que estuvieron practicando hasta la Edad del Bronce algunos rituales religiosos sagrados consistentes en actos sexuales, con lo que propiciaron la altísima potenciación sexual de nuestras ancestras).

CAPACIDAD ORGÁSMICA Y ÉXITO REPRODUCTIVO

Si las mujeres que tenían capacidad orgásmica terminaron por tener mayor éxito reproductivo de forma indirecta, sería porque la adaptación y la selección natural se produciría:

Primero, porque los orgasmos alcanzados con la automasturbación y en relaciones lésbicas, las entrenaban en el placer sexual, y estos encuentros lo que incrementaba en principio era el éxito de futuros actos sexuales... con mujeres.

Después, impulsadas por el ansia de satisfacción orgásmica, también promoverían indirectamente los emparejamientos heterosexuales, en los que al serles frustradas sus necesidades orgásmicas, convertirían a las mujeres en insaciables buscadoras de nuevas cópulas con la esperanza de que les diesen la oportunidad de lograr orgasmos.

Y sería esa insaciabilidad insatisfecha con el amor físico heterosexual, la razón que incrementaría su práctica (los psicólogos saben que las conductas frustradas son las más difíciles de erradicar), y por tanto la «insaciabilidad» les daría la oportunidad de incrementar también las relaciones heterosexuales y con ello la posibilidad de quedar fecundas y tener muchos hijos.

Ésta sería la manera en la que la capacidad orgásmica (homosexual) promovería indirectamente el éxito reproductivo de las relaciones heterosexuales y el aumento de las oportunidades de dar de mamar a bebés.

Y ello muestra que el valor adaptativo y la selección natural del orgasmo femenino sería tanto las importantes relaciones lésbicas de nuestras ancestras y las automasturbaciones que les proporcionaban sedativos orgasmos de forma regular, así como la larga dedicación a la lactancia de las madres.

ANTES DE LA REVOLUCIÓN PATRIARCAL

Si las mujeres, aún en las culturas patriarcales del siglo XXI, tienen orgasmos es porque tal característica nació antes de la revolución patriarcal, cuando nuestras ancestras ejercían el poder durante el largo período matriarcal.

Entonces tenían altísimo apetito sexual, eran sujetos de placer sexual, se creían con el derecho a disfrutar del mismo, y sentían el deseo y la necesidad de tener sedativos orgasmos de forma regular. Por lo que cuando les recorría el deseo de descargar la excitación sexual orgásmica se juntaban sexualmente con una pareja femenina o se lo autoproporcionaban, para satisfacer su necesidad vital.

LOS ÚLTIMOS 5 MIL AÑOS

Dado que en los últimos cinco mil años, durante el período de poder patriarcal, a las mujeres se les reprimió el deseo sexual, y se les imposibilitó la bisexualidad, no se favoreció el entrenamiento en tener orgasmos, tanto a solas como compartidos (ya que no los alcanzan en el coito heterosexual), además de que las madres están abandonando la lactancia natural.

Razones todas de que el orgasmo esté cada día menos presente en sus relaciones sexuales, causa de su descontento por la vida sexual hetero y que podría llevar a que se extinga la culminación del placer sexual femenino, o al abandono de los encuentros heterosexuales frustrantes.

En las sociedades avanzadas del siglo XXI, las mujeres no se van a dejar manipular; ya no será posible reprimir sus deseos sexuales para protegerlas de la frustración orgásmica, como cuando se les impuso la monogamia heterosexual para evitar su insaciabilidad, su promiscuidad y para que no agotasen a su pareja masculina; ni se les puede obligar o imponer la relación heterosexual.

Desde luego que en la sociedad actual se han generalizado y popularizado ideas avanzadas y son muchos lo que han dejado de reproducir esquemas trasnochados machistas para que las mujeres empiecen a estar contentas con su sexualidad.

ORGASMOS DEL SIGLO XXI

Precisamente ya hay ejemplos de modernas recomendaciones para ello. Por ejemplo el comentario que oímos en un medio de comunicación en 2007, con ocasión de dar a conocer los resultados de una encuesta respecto a la sexualidad de los españoles y a las veces que hacían el amor: los varones expresaban que estaban contentos con su sexualidad, mientras las mujeres declaraban que querrían hacerlo más veces cada vez. A lo que un comentarista sugirió que entonces ¡tendrían que hacerlo entre ellas!

Por un lado, el comentarista, con su postmoderna recomendación de que las jóvenes que quieran hacer más el amor deben acudir a relaciones lésbicas, está «deconstruyendo» las obsoletas ideas sobre sexualidad femenina, imperante en nuestra patriarcal sociedad hasta hace poco.

Pero por otro lado, el comentarista olvidó recomendar a las mujeres que podrían también buscar a partenaires varones que estuviesen dispuestos a hacer más veces el amor cada vez sin necesidad de recurrir al coito, ya que pueden practicar el petting, con cunnilingus u otras técnicas que permiten procurar el orgasmo a las mujeres.

Así que en el siglo XXI aumentarán las mujeres que cuando no consigan el satisfactorio orgasmo en la relación heterosexual, dado que no tienen el deseo sexual inhibido propio de sus antecesoras, se volverán insaciables, promiscuas y bisexuales y buscarán estar contentas con su sexualidad, de una o mil maneras:

1. Con la masturbación... a solas o junto su pareja.

2. Si ella conoce las técnicas de cómo conseguirlo, reivindicará a su pareja que aprenda cómo proporcionarle el orgasmo

3. O tomará la iniciativa sexual de buscar la satisfacción orgásmica en relaciones lésbicas, pues cualquier chica sabe, o está dispuesta a aprender, qué hay que friccionar o chupar para proporcionársela.

4. O la perseguirá a través de la promiscuidad heterosexual, esperando lograrla con compañeros que seguirán frustrándola y produciéndole insaciabilidad constante, y seguirá tan descontenta como siempre.

Y maneras que desarrollan y potencian la sexualidad femenina, lo que conlleva el incremento de su fuerza subversiva y emancipadora, que le permitirá salir de la subordinación que le han impuesto durante el patriarcado.

Por lo que deducimos que el orgasmo insatisfecho por partenaires varones, en mujeres independientes del siglo XXI, tendría el sentido evolutivo de proporcionarles por fin la ocasión de reconquistar el poder que los varones se habían creído con derecho a practicar en exclusiva los últimos 2 mil años, tras imponer una muy severa educación represora de la sexualidad femenina y convertirlas en decentes, monógamas, puras...

* Psicóloga y antropóloga andaluza, dedicada a divulgar la vida de nuestras ancestras, las mujeres prehistóricas, que desempeñaban un rol contrario al históricamente atribuido por muchos historiadores y antropólogos en sus manuales académicos, y contrario al que desde el patriarcado se las obligó a jugar.

4 comentarios:

Ryan dijo...

He encontrado esta entrada cuando me preguntaba cual podía ser el sentido evolutivo del orgasmo femenino y, sinceramente, mezclar feminismo y ciencia es directamente estúpido. Y el concepto de evolución de la autora completamente erróneo.

Decir que las mujeres no son capaces de alcanzar el orgasmos durante el coito heterosexual roza el absurdo, pero no es lo que más me preocupa. El pensar que el orgasmo femenino existe para favorecer las relaciones lésbicas no tiene ni pies ni cabeza, dado que estas difícilmente pueden suponer ni tan siquiera una mínima ventaja evolutiva aparte del hecho de estrechar lazos. De hecho, si uno o un grupo de genes determinasen el comportamiento lésbico absoluto estarían abocados a la extinción, dado que no serian propagados a las siguientes generaciones. Además, el orgasmo femenino no se da solo en el ser humano, sino en otros muchos primates y mamíferos, de forma de que el sentido cultural que haya tenido en la especie humana es del todo irrelevante.

Si tuviese que dar una explicación al orgasmo femenino y a su naturaleza, personalmente lo atribuiría al hecho de que puede ser resultado de una simple adaptación que no haya diferenciado de géneros. De la misma forma que los hombres tenemos pezones. Es decir, el orgasmo es una herramienta muy útil que permite al macho dar el pistoletazo de salida para el semen, y para conseguir ese orgasmo la evolución ha dotado de altas concentraciones de terminaciones nerviosas al pene. No olvidemos que el clítoris es el homologo del glande en las mujeres, y el interior vaginal el del tronco del pene, ambos se desarrollan en el crecimiento embrionario de la misma base. Al no suponer tampoco una desventaja en las hembras esas terminaciones se habrán mantenido funcionando además como un estímulo de refuerzo positivo.

La ciencia no entiende de feminismos, ni ideas preconcebidas, es la búsqueda de la verdad, independientemente de que nos guste o no.

Anónimo dijo...

super interesante el articulo, la verdad no me habría imaginado las teorías sobre el origen del orgasmo. Y ahora estamos tan evolcionadas que haste se organizan talleres de orgasmo, miren esta nota mujeres!http://www.entremujeres.com/pareja/sexo/objetivo-orgasmo-femenino_0_328767128.html

Martín-Cano andaluza- aragonesa dijo...

Creí que el comentariro en contra de mi escrito era de Haidé pero es de Ryan.
Y dice lo que dice porque no ha entendido mi razonamiento.
Insisto: las mujeres, y todas las hembras animalísticas (excepto gatas, auqneu parece quetampo), no tenemos orgasmos en relación hetero: pene en vagina (excepto en algunas ocasioens en que el varón es un experto que usa postura verdaderamente rozadora del clítoris)

Martín-Cano andaluza- aragonesa dijo...

Otro lugar en el que doy detalladas explicaciones sobre incapacidad del orgasmo femenino durante el coito: http://es.groups.yahoo.com/group/Conocimientos_en_la_Prehistoria/message/493

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