martes, 10 de julio de 2007

Mujeres que aman a otras mujeres y el papiloma humano


Cristina, motivada por tu comentario en el artículo Un cáncer de transmisión sexual. He de expresarte mi opinión entorno a tu señalamiento. No sin antes invitarte a este espacio que es creado para opinar sobre lo que lo femenino nos confronta sin estar peleada con lo masculino.

Pero sí para escribir y leer desde una actitud conciente e inteligente. Porque así somos las mujeres: INTELIGENTES Y CONCIENTES. Ya seamos lesbianas, heterosexuales, bisexuales, transgeneros, transexuales y demás.






La situación de las lesbianas. La invisibilidad en que como sector supuestamente minoritario vive la comunidad lésbica, donde prevalece una doble discriminación: primero por ser mujeres y segundo por ser lesbianas, imposibilita el adecuado control y prevención de enfermedades de transmisión sexual.

Las políticas en materia de salud van dirigidas expresamente a la heterosexualidad obligatoria en donde la sociedad, el Estado, la religión y demás aparatos institucionales dan por hecho que las mujeres que asisten a ver a un médico son heterosexuales. Desde esta miopía las medidas quedaran limitadas ya que sólo estarán dirigidas a una porción de la población.

Hecho por demás falso ya que existen infinidad de preferencias sexuales.

Las mujeres somos de manera natural heterosexuales, lesbianas, bisexuales, transgeneros, transexuales y demás.

Entrando de lleno a la comunidad lésbica y su prevención del papiloma humano, considero que muchas mujeres de la comunidad lésbica practican el sexo seguro para evitar cualquier contagio de enfermedades venéreas, pero existe una porción considerable que no ejerce su derecho a protegerse en las relaciones sexuales ya sea por desinformación, baja autoestima o exceso de confianza en la otra.

Se tiene la idea de que entre mujeres es menos probable que se contagien en las relaciones sexuales, parece que se olvida que en los encuentros se dan también intercambio de fluidos por lo que la probabilidad de contagiarse existe y en gran medida.

La cultura de la prevención entre lesbianas es limitada, sólo en círculos activistas o intelectuales se ve mayor aportación femenina; el nivel socioeconómico y cultural es un indicativo de la participación de la mujer lesbiana en torno a esta enfermedad.

Existe un desconocimiento casi total de los mecanismos de transmisión de enfermedades de tipo sexual; las mujeres sólo cuentan con medios de información limitados y campañas que van dirigidas a la comunidad heterosexual, quedando vacíos sobre las relaciones lésbicas.

La lesbiana piensa que está exenta de contagiarse del papiloma humano y sólo las que han tenido relaciones heterosexuales sin protección, así como las mujeres bisexuales que han tenido varias parejas de diferente sexo o las que tardíamente asumieron su lesbianismo llegan a sentir cierto temor.

El tema del papiloma humano no es un tema de conversación entre las mujeres lesbianas. Son pocas las que por curiosidad, por haber vivido la experiencia de tener un familiar que la padeciera o por algún temor solicitan información de la enfermedad. Piensan de manera conciente o inconsciente que sólo los círculos masculinos son focos de infección y especulan que entre mujeres es difícil el contagio.

La mujer adulta al contrario de las más jóvenes busca relaciones estables pero se llega a caer en ser –inocente- y la comunicación sexual entre las mujeres en un intento por construir y fortalecer la unión se abre pero sólo es hasta después de varios encuentros sexuales.

La mujer mayor llega a cometer las mismas imprudencias que las jóvenes, corriendo el riesgo no sólo de contagiarse de enfermedades comunes sino de contraer el virus del papiloma humano que al igual que el SIDA son de los males que están causando grandes estragos en la población general femenina.

Es importante que se genere una cultura en torno a la prevención de enfermedades de transmisión sexual, para formar la conciencia del sexo seguro y la cultura de la salud preventiva; de esta forma las mujeres sea cual sea su preferencia sexual, tengan cambios de actitud en torno a su sexualidad y bienestar.

Los talleres de sexualidad que se imparten en diferentes espacios son una muestra de la preocupación por dar a conocer a la comunidad y al público en general, los diferentes medios con que se cuenta para abordar los temas de interés común, más no podrá ser posible si existe resistencia a participar en los mismos.

Es real que la población que a sido más afectada por el papiloma humano es la femenina y no podemos perder de vista que el contagio de esta epidemia se ha incrementado por la desinformación y falta de interés por parte de la misma comunidad.

Las mujeres no estamos exentas de contagiarnos, tenemos la responsabilidad como individuos de informarnos y de practicar el sexo seguro. La comunicación clara y directa es la mejor arma para evitar ser sorprendidas.

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