Por Haideé Mata. Has decido decirle adiós a esa ventana que tenía encadenada tu visión a sus caprichos; hoy, le dices adiós al paisaje que ella te mostraba. Es tiempo de levantarte y mirar más allá de ese marco, de esa prisión. Volver a comenzar.
Sabes que te mostraba tan sólo lo que ella veía de si misma, su propio reflejo y tú, quedaste sin defensa y sin intención de defenderte. Le serviste porque sólo mirabas a través de su opaco vidrio, no intentaste rebelarte, sólo mirabas por ese pequeño espacio y ahora que conociste el mundo reconoces lo grande que es. Ahora frente a ella miras por última vez ese paisaje. Ese pedazo de cielo ya no te pertenece y lo que es más, ya no quieres que te pertenezca; hastiada estas y ya no te interesa más.
Sabes bien que no volverás a encadenar tu mirada a un ventanal; tus ojos aprendieron a ver la magnitud del horizonte y nunca querrán ser prisioneros otra vez de una minúscula claraboya que creía que jamás te levantarías de esa silla para ser libre.
Te has levantado y por ni un minuto lo piensas, tan sólo te separas de esa ventana y te diriges a la salida; respiras hondo y lloras de alegría al sentir toda la luz que choca por entrar en tus ojos y vuelves a ver con ellos.
Sabes que te mostraba tan sólo lo que ella veía de si misma, su propio reflejo y tú, quedaste sin defensa y sin intención de defenderte. Le serviste porque sólo mirabas a través de su opaco vidrio, no intentaste rebelarte, sólo mirabas por ese pequeño espacio y ahora que conociste el mundo reconoces lo grande que es. Ahora frente a ella miras por última vez ese paisaje. Ese pedazo de cielo ya no te pertenece y lo que es más, ya no quieres que te pertenezca; hastiada estas y ya no te interesa más.
Sabes bien que no volverás a encadenar tu mirada a un ventanal; tus ojos aprendieron a ver la magnitud del horizonte y nunca querrán ser prisioneros otra vez de una minúscula claraboya que creía que jamás te levantarías de esa silla para ser libre.
Te has levantado y por ni un minuto lo piensas, tan sólo te separas de esa ventana y te diriges a la salida; respiras hondo y lloras de alegría al sentir toda la luz que choca por entrar en tus ojos y vuelves a ver con ellos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario