Por Haideé Mata
El ayer no es más que el hoy dormido.
Ayer volví a naufragar entre las olas de una gran tempestad,
ayer volví a llorar sintiéndome una niña perdida.
ayer volví a morir mil veces.
Y en ese ayer, en esa tempestad, en esa soledad
volví a abrazarte fuerte, fuerte
recordando un baño frío.
Ayer no quise que mis pensamientos llegaran a ti
no quería inquietarte con mi tristeza
con mi orfandad.
Ayer no quise llamarte,
no quise molestarte.
no quise engañarte.
Ayer…
Ayer tan solo me abracé a ti con todas mis fuerzas,
y lloré entre tus brazos,
ayer, te solté agradeciéndote
que siempre estarás
para abrazarme cuando necesite de ti.
Aunque tú nunca lo sepas.