Por Haideé Mata. Tal vez pedías morir un poco para entender que sólo se necesitaba fijar el pensamiento en la nada para lanzarte al vacio.
Volar, volar muy alto, quedar suspendida en el aire y demostrarte que eras grande, que eras fuerte.
Morir, morir por dentro, por un instante; cerrar los ojos y perderte.
Y al abrirlos… habrías cumplido 40 años y volverías a vivir.
Volverías a ser grande, volverías a ser fuerte.
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