POR VICTOR MANUEL VELASCO M
Sexólogo Educador, Psicoterapeuta y Constelador Familiar.
Fundador del Centro de Capacitacion y Apoyo Sexológico Humanista
y del Grupo Crisálida para Travestis Heterosexuales
y del Grupo Crisálida para Travestis Heterosexuales
No todos los seres humanos tenemos los mismos cuerpos, al menos hay dos grandes grupos humanos cuyas diferencias corporales son evidentes machos y hembras. Tampoco somos excitados sexualmente por las mismas cosas: Algunos hombres no consiguen la erección si su pareja no usa un determinado tipo de prenda, y otros requieren para sentir placer, encontrarse en situaciones de peligro. Incluso, la identidad sexual y el cuerpo no son siempre correspondientes y así, algunas personas pueden tener cuerpos con pene, pero afirmar que son mujeres.
Este hecho de que no todos somos iguales en cuerpos, deseos, emociones e identidades, es fácilmente reconocible. Sin embargo lo que no es tan fácil reconocer es que estas diferencias no implican, de manera “natural” que a unos seres humanos se les reconozcan derechos y a otros se les nieguen los mismos, ni significan que las personas que son reconocidas como “diferentes a la mayoría o a la normalidad” estén “enfermas” o sean “aberrados sexuales” y mucho menos, que por esa característica deban ser excluidos de la sociedad.
Actualmente se utiliza el termino Diversidad Sexual, para designar al resultado siempre cambiante, de la combinación -en cada cultura y en cada persona- , de factores biológicos heredados, de los dictados de la cultura en que nace y de la forma en que ese sujeto y su sociedad se adaptan al medio ambiente y evolucionan, enmarcado todo en un sentido de vida. Este concepto es principalmente, un concepto POLITICO alternativo al de “perversión”, “desviación” o “aberración”, y supone el reconocimiento de que todos los cuerpos, todas las sensaciones y todos los deseos tienen derecho a existir y manifestarse sin más límite que el respeto a los derechos de las otras personas.
Es importante señalar que hablar de Diversidad Sexual solo es posible para aquellas personas y grupos sociales que han logrado construir una etica sexual post-convencional, es decir que han logrado rebasar los limites estrechos de lo que su cultura y/o sus grupos familiares y de pertenencia consideran “correcto”. No es este un termino que sea accesible ni entendible a personas cuya identidad y valores sexuales sean mera repetición de los de sus padres. Por eso, el termino identidad sexual se vuelve un desafió para las mentalidades infantiles y adolescentes, que requieren de prescripciones externas para actuar.
En ocasiones se identifica y se reduce la diversidad sexual a las orientaciones sexuales diferentes a la heterosexualidad tales como la Homosexualidad, y la bisexualidad; y a los distintos aspectos del transgenerismo (travestismo, Transgeneridad o transexualidad). En términos políticos, es correcta esta reducción, pues sirve para despatologizar y descriminalizar estas expresiones de la sexualidad. Sin embargo, en términos de la definición que hemos dado, de la diversidad sexual, como el resultado siempre cambiante de la mezcla de factores biológicos, culturales y espirituales, el concepto mencionado también abarca a la heterosexualidad y sus distintos tipos de manifestaciones. Diversidad sexual incluye a quienes solo gustan de relaciones formales en un marco “conservador” y también a quienes expresan su sexualidad en formas no convencionales.
La diversidad sexual inicia por el hecho de que unas personas nacemos con Pene y otras con Vulva, y continua en que algun@s tenemos cuerpos obesos, otros delgados. Se hace más refinado cuando aprendemos que algunos comportamientos son deseables y otros deseables en función de lo que tenemos entre las piernas (los niños no lloran, las niñas bonitas no pegan) y que, a partir de cumplir con ciertas expectativas sociales de conducta seremos reconocidos como hombres o mujeres (Cállate que pareces vieja, No corras que pareces marimacho) y se consolida en lo que sentimos y nos gusta de forma que creamos una “Identidad Sexual” (Soy hombre heterosexual; Soy mujer transexual masoquista).
Lo que se considera sexual no es igual para cada cultura. Así, en nuestro país un hombre Zapoteca puede asumir que, cuando era bebé, su madre lo tranquilizaba muy efectivamente con chupar su pene, mientras ese mismo acto, para una persona de clase media con patrones culturales modernos podría considerarse “abuso sexual”
También son parte de la diversidad sexual las motivaciones y sentidos que tienen para cada persona, sus actos sexuales. Una adolescente puede tener relaciones sexuales para demostrarse su propia capacidad de toma de decisiones o para intentar retener a una pareja, o bien para “darle en la torre” a su madre que la atosiga diciéndole “cuídate”. Por su parte, una mujer madura pude tener relaciones sexuales para reafirmar su autoestima y una pareja de ancianos hacerlo para sentirse vivos.
Lo importante de utilizar el concepto diversidad sexual es reconocer que todos los comportamientos y deseos sexuales forman parte de un amplio espectro que está disponible para todo ser humano, y que todo lo que forma parte de este abanico de posibilidades sexuales tiene igual derecho de existir y manifestarse siempre que no atente contra los derechos de terceros, sea una conducta libre y no compulsiva ni forzada en su manifestación y que, quien se involucre en estas actividades pueda hacerse y se haga responsable de las consecuencias de sus actos.
Todo terapeuta tiene un actuar político en su trabajo. Puede convertirse en un reforzador de estereotipos sexuales rígidos, o un promotor de nuevas visiones de la vida. El mundo actual aun se mueve con el paradigma de la sexualidad heterosexual, monogámica y reproductivista y muchos consultantes acudirán a terapia para que se les ayude a ajustarse al modelo socialmente aceptado, aunque no les brinde felicidad. Desde una perspectiva humanista, esta demanda debe ser rechazada por el terapeuta.
La accion de un terapeuta no es la de prescribir comportamientos a sus consultantes, sino la de abrir espacios seguros para la exploración de sus emociones y sentimientos, de manera que puedan entonces tomar decisiones acordes a sus valores, necesidades, recursos y sentido de vida. Tan negativo es el terapeuta o consejero sexual que le dice a alguien: “lo que usted debe hacer negarse a tener sexo con su pareja antes de casarse”, como el que le dice: “Ni lo dudes, solo ponte el condón y haz lo que quieras”. En ambos casos el error es el mismo, dar los valores del educador u terapeuta como validos para el consultante y no permitirle explorar. Si se hace esto, se rompe con la premisa básica atrás del concepto de diversidad sexual, que es que cada persona es única y diferente y tiene derecho y responsabilidad de sus propias decisiones
Los temas que llegan a psicoterapia o consejo sexual generalmente se refieren a temas como: temor a ser homosexual o lesbiana, temor a no tener el desempeño sexual “adecuado” y en general el temor a no ser “normal”. Por eso, se requiere capacitar y o actualizar a los orientadores, profesores, médicos y terapeutas en una visión que complemente la formación de actitudes de respeto, empatía y congruencia con la información sobre temas biológicos como embarazo, Respuesta sexual Humana; Erotismo y Preñez y de tipo Social como Genero, Racismo, Discriminación y Homofobia entre otros. Solo logrando esto, nuestro trabajo de prevención del VIH/SIDA tendrá un campo fértil para desarrollarse
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