lunes, 10 de marzo de 2008

Un mundo universalmente masculino.

“La frase de un monje benedictino del siglo XIX lo dice: “Cuando se dice hombre, se dice hijo de Dios. Cuando se dice mujer se dice madre y cierva del señor”. La utilización del masculino universal tiene sus bases en la falsa creencia histórica de la superioridad del hombre sobre la mujer…” (Plan B, Lydia Cacho, 10 de marzo de 2008, La batalla invisible, La Jornada)

Haideé Mata. Y yo me preguntaba, ¿porque todo es masculino?, desde esta pregunta “todo”.

Claro que una piensa, nos lo han enseñado desde niñas; desde la familia, la escuela y todos los aparatos de formación social y cultural. Pasando por las supuestas instituciones en que se vanagloria la igualdad de derechos, desde la formación misma de Estado con todo y su Constitución.

Parte de la respuesta la recibo del artículo de Lidia Cacho.

El otro día en el elevador estábamos 4 mujeres y un hombre; en eso en el siguiente piso entra una amiga mía y dice: “Buenos días a todas”.
El único hombre que había y que ni conocíamos respingo: “Momento, soy hombre por lo cual se dice: “Buenos días a todos”. Entrando al quite respondí: "Momento, somos mayoría y cuando se es mayoría se generaliza en el sexo". Ingenua yo, pensé que las otras me iban a apoyar, pero no, las pobres están tan bien adiestradas que también respingaron: "Noo, él esta bien, aunque haya un sólo hombre entre muchas mujeres se dice “todos”". Mi amiga conociéndome tan sólo atinó a balbucear, esta bien Haidecita, tú tienes razón pero ¿qué podemos hacer? En eso se abrió la puerta del elevador y era el piso al cual tenía que bajar y sólo les dije: “mujeres, por eso están en el lugar que les dan los hombres, ya se la creyeron. Buenas tardes a todas”.

Realmente no tiene mucho que ver con lo que estoy planteando pero es una muestra de cómo nos han internalizado ese universo masculino en donde la supremacía del hombre sobre la mujer se da como algo natural.

Y cómo las propias mujeres repiten los estereotipos y los asumen como verdaderos, defendiéndolos a capa y espada aún contra otra mujer que les intenta explicar que las cosas no son así, como nos las enseñaron.

Tod”o” lo nombramos en masculino, me imagino que empezó con las guerras de dominación y como en su mayoría eran hombres los combatientes, llegaban y masculinizaban todo.

Sólo que se sigue repitiendo los patrones de conducta de dominación, en sociedades supuestamente desarrolladas donde el ámbito de acción son los ideas y los pensamientos. Por eso adoro el @. Para decirles a tod@s: detengamos nuestro andar en cosas que parecen simples pero que no lo son.

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