viernes, 22 de febrero de 2008

RESPUESTAS DE LYDIA CACHO: ASILO POLÍTICO

Recopilación de Gloria Careaga. Hace unos días me entrevistó el corresponsal de la agencia de noticias EFE,durante nuestra charla me preguntó hasta donde, hasta cuando seguiré dandola batalla. Entre mis respuestas le comenté sobre varias reuniones conpersonajes internacionales que miran a nuestra patria, México, con ojos deasombro y cariño a la vez. El año antepasado la revista Yo Dona de España meotorgó un premio de Derechos Humanos y Periodismo, lo recibí de una mujer aquien admiro profundamente: María Teresa Fernández de la Vega Sanz, laVicepresidenta de España. Ella conocía bien el caso (el de los pederastas ypornografía infantil y por ende el del dúo dinámico del coscorrón contra mi:Mario Marín-Kamel Nacif).

Luego de entregarme el premio, la vicepresidenta, en una charla emotiva meofreció con toda seriedad que en caso de que yo lo considerara conveniente,bastaría con buscarla para solicitar asilo político en España para seguirtrabajando sin miedo a perder la vida. Le agradecí infinitamente su oferta,en especial porque en aquel entonces no había ganado la batalla legal aKamel Nacif y pendía sobre mi cabeza la posibilidad de pasar 4 años enprisión por haber escrito "Los demonios del edén: el poder detrás de lapornografía infantil".

El año pasado, luego de una charla con diplomáticos representantes de variospaíses de la Comunidad Económica Europea, recibí unofrecimiento del gobiernofrancés. Dado que mi madre nació en Lyón, yo automáticamente puedo adquirirla nacionalidad gala, y con ello salir de México para protegerme de lavenganza de las mafias criminales a quienes retraté con mi trabajoperiodístico y a quienes he intentado llevar ante tribunales. Luego de losmúltiples llamados de Amnistía Internacional, de Human Rights Watch y otrosorganismos internacionales, gente del Departamento de Estado norteamericano,me hizo el mismo ofrecimiento. Hace un par de semanas una extraordinariamujer, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos HumanosLouise Arbour, me citó en un hotel de la Ciudad de México para charlar sobremi caso durante 20 minutos. En realidad estaba perfectamente enterada detodo, simplemente me pidió que le explicara qué había sucedido en la SupremaCorte de Justicia mexicana. Esta mujer de mirada dulce ha sido Fiscal enJefe para crímenes de guerra del Tribunal Penal Internacional para Ruanda ydel Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. Actualmente es juezade la Suprema Corte de su país (Canadá). ¿Cómo explicarle los 6 votos de laCorte a favor de Mario Marín a una experta en leyes? Sería soberbio de miparte intentarlo. Ella conoce las llamadas telefónicas entre el "Goberprecioso" y Kamel Nacif, también las de Nacif y el pederasta Succar Kuri,por lo tanto su pregunta era retórica, en realidad lo que me pidió fue quecompartiera mi hipótesis de lo que está detrás de los 6 votos que avalan laimpunidad a redes de pederastas y los 4 votos que nos dan esperanza. Cuandole dije que este es un caso de las y los mexicanos, no de Lydia Cacho, y poreso no me rendiría, me ofreció ayuda para entablar las denuncias entribunales internacionales, al despedirnos con un abrazo me ofreció ?en casode sentirme insegura- la asistencia para exiliarme.

¿IRSE O QUEDARSE EN MÉXICO?

He recibido cientos de correos, algunos me piden que me vaya del país yotros me dicen que me quede, que no me raje, que no estoy sola. Los leotodos, y quisiera tener el tiempo para responder a cada persona que se tomóel tiempo de escribirme, de compartir sus preocupaciones, o sus propiasexperiencias con la justicia mexicana.

Me escriben las familias de padres o hijos que fueron secuestrados, algunosasesinados, otros sobrevivientes de la ambición criminal. Mujeres y hombresque buscan angustiados a sus niños o niñas arrebatados por"robachicos" en algún parque o esquina de México.Me escriben amas de casa indignadas, empresarios que confiesan no tener mi valentía pero ser solidarios, meescriben niñas de catorce años que no entienden, ni quieren entender, lacrueldad humana. Me escriben familiares, abogados, amistades de cientos devíctimas de pederastas en todo el país. De un niño violado en un colegio delos Legionarios de Cristo, de una niña violada por su abuelo, de trespequeños abusados por un político. Me escriben amigas y amigos de lainfancia a quienes les perdí la pista; desconocidos de Barcelona, de Madrid,de Berlín, de Italia, de Portugal, de Dublin. Compatriotas de Tijuana, deTorreón, de Nuevo León. Llueven correos de Monjas que salvan niñas en LaMerced, de chavos banda que piensan que soy "una vieja a toda madre".

Leo correos de mi sobrino Santiago que a sus 12 años descubrió que en su paíshay una Suprema Corte y que se indigna porque los Jueces y Juezas no puedanver lo que "Un niño mexicano sí entiende: que un gobernador ayudó aproteger a unos pederastas y torturaron a Lydia Cacho por eso".

Recibo un correo de mi amiga Itzel, que me dice que ella no tiene mivalentía. Y aquí el respondo que para ser valiente se necesita conocer elmiedo, y el mundo sería mucho mejor si hubiera menos personas valientes ymás personas felices y pacifistas.

No me voy, no voy a ninguna parte más que para adelante, hasta esclarecerlotodo. Porque perdemos en los tribunales pero ganamos al reivindicar el buenperiodismo, nuestro derecho a conocer al verdad, a rescatar la honestidad,la solidaridad y la cultura aplicada de nuestros derechos humanos.

No me quedo en México por ser valiente, me quedo por dignidad. Ya nos hanarrebatado suficiente a millones de mexicanos y mexicanas.

Yo, Lydia Cacho, a las mafias político-empresarial es-criminales no lesregalo mi libertad, ni mi derecho a estar cerca de mis amores y amistades.No les regalo ni una pesadilla más en su nombre, no les doy mi enojo sino mipaz interior; no les doy poder de ahuyentarme sino de saberse hombres ymujeres de espíritu pequeño.

Cada año, 400 mil personas huyen de México expulsadas por la pobreza, laviolencia y la corrupción. No podemos seguir sumándonos al exilio mexicano.Respeto a quienes eligen salir y cambiar su vida, abandonar la patria es unacto de valentía. Somos millones quienes soñamos con un país distinto, poreso sé, como ustedes me escriben, que no estoy sola. Parafraseando almaravilloso poeta Eliseo Alberto, compañero de mirada amorosa: "Si unminuto basta para morir, qué no va a ser suficiente para cambiar".

Ellos, los corruptos y malos son en realidad muy pocos. Nosotras, nosotros,en cambio, seguimos siendo mayoría, por eso no pierdo la esperanza de queMéxico pueda cambiar. Y por si las dudas, yo me quedo aquí para celebrarlo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

La impotencia que tenemos los ciudadanos comunes y corrientes, los "sin voz", sentimos un poco de alivio al leer y conocer de mujeres como Lidia Cacho, yo como una persona más de este gran país,GRAN PAÍS, no me queda más que agradecer la valentía d esta mujer, que nos da voz y representación ante los poderes que manejan la justicia a su antojo y medida. El hechode que decida qudarse en México y hacerles frente nos hace más llevadero este bregar por los mares de la impunidad de los políticos y sus protegidos.

Haideé Mata dijo...

dominga:

Comparto tu opinión.

El que existan mujeres como Lidia Cacho que le hace frente a la corrupción y que tiene el coraje y la decisión de seguir adelante aún a costa de su propia vida, le da sentido a esta vida.

Ella hace la diferencia en este mundo en el que a ellos les conviene tenernos en las sombras.

Mujeres como ella son las que hacen los cambios, son las que mueven mundos y son las grandes líderes que necesitamos.

En hora buena que haya mujeres así.

Mujeres, no dejemos solas a las otras. Unámonos.

Cuando se topen en la calle con una mujer que defiende sus derechos, apoyémosla, hagamos nuestra su causa.

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